El reciclaje de plásticos en el sector agrícola es un desafío global que requiere soluciones innovadoras y compromiso. En Ecuador, este esfuerzo se ve reflejado en las regulaciones como el Acuerdo Ministerial No. 021 que establece los requisitos para la elaboración y aplicación de un Plan de Gestión Integral de los Desechos Plásticos de Uso Agrícola. Esta normativa clasifica el plástico de invernadero como un residuo especial, designa a los fabricantes de este material como responsables del cierre de su ciclo de vida y establece que únicamente los gestores autorizados pueden manejarlo.
Actualmente, gestores formalizados, con todos los permisos requeridos y sobre todo, la voluntad de contribuir al cierre de ciclo del plástico están haciendo parte de alianzas estratégicas con los fabricantes del material. Estos gestores se encargan de la recolección, transporte, almacenamiento y procesamiento del material y tienen un cubrimiento en las regiones de Cayambe, Tabacundo, Pifo, Latacunga y Ambato. El propósito principal de las alianzas es evitar que el plástico de invernadero termine en botaderos o se gestione de manera informal, asegurando su trazabilidad y cierre de ciclo responsable.
Los fabricantes están constantemente convocando a nuevas fincas para que entreguen sus residuos plásticos a los gestores autorizados y así ampliar la recolección del material a provincias clave como Pichincha, Cotopaxi, Imbabura, Tungurahua y Carchi.
La mejor parte de este modelo de cierre de ciclo está en el impacto social positivo que se general, pues la economía circular y cierre de ciclo del plástico no sería posible sin la participación de los gestores. Algunos de ellos como son Reciclaje Sampedro, Emilio Sánchez, Cuastumal, Romero y Agrouniversal, han fortalecido sus capacidades de recolección y se han beneficiado de apoyos en infraestructura, tecnología y equipos de protección personal, lo cual garantiza que operen de manera segura, eficiente y formalizada, para lograr cumplir las metas a nivel de país.
El material posconsumo se gestiona adecuadamente y se transforma en nuevos materiales como mangueras de riego, recubrimientos para cables eléctricos y plásticos de contrapiso, demostrando así que un futuro sostenible es posible cuando el compromiso ambiental y la innovación van de la mano.
Parte del plástico recuperado es exportado a Perú, lo que permite ampliar el impacto de la economía circular más allá de las fronteras ecuatorianas.
Todo este esfuerzo contribuye a la sostenibilidad ambiental, la disminución de contaminación, la promoción de la economía circular e impulsa el crecimiento de empresas familiares dedicadas a la gestión de residuos, consolidando una red de reciclaje formalizada y eficiente.