A menudo los consumidores subestiman el poder que tienen. Sus elecciones de compra no solo envían un mensaje claro sobre sus valores, también marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso de una empresa. En este sentido, cuando compras una bolsa de leche, estás invirtiendo en tu salud e impulsando económicamente las prácticas de producción, procesamiento y distribución.
Se hace necesario que en esta decisión de compra se tenga en cuenta el trabajo que vienen adelantando los productores de leche en cuanto a la implementación de prácticas responsables, que consideran la protección de recursos naturales, el bienestar animal y las comunidades locales. Y por supuesto sin perder de vista la responsabilidad con el empaque.
Dado que la leche requiere de un empaque para llegar al consumidor, es crucial considerar en el consumo responsable cuál es el impacto ambiental después de su uso. Recuerda que al adquirir el producto, también adquieres su empaque.
Nosotros, en el Grupo Plastilene, ecodiseñamos la bolsa para que sea reciclable, proteja y garantice la inocuidad tanto la leche de origen animal como la de origen vegetal. Sin embargo, la bolsa no puede llegar por sí sola al reciclador de oficio ni a las plantas de transformación. Por lo tanto, depende de ti, como consumidor, depositar la bolsa de leche, previamente limpia y seca, junto a los otros materiales reciclables en la bolsa blanca.
Lee la información del empaque y compara. Antes de comprar infórmate sobre los esfuerzos de los productores de leche y presta atención a las características del empaque: ¿Es reciclable? ¿Lo recibe el reciclador? ¿Genera menos emisiones de GEI? ¿Tiene alguna certificación de ecodiseño? ¡Todo cuenta! Como consumidor de productos lácteos, tienes el poder de incentivar el cierre de ciclo de los plásticos.