En los años 70, Plastilene ingresó al mercado de alimentos produciendo plástico para empacar leche con altísimas condiciones de sellado, que evitaba filtraciones. En esta época se comercializaba leche pasteurizada ¿Cuál era su limitación? ¡Duraba pocos días y debías refrigerarla!
Sobre los años 90 llegaron al país las primeras máquinas envasadoras con proceso de leche UHT que hacían ultra pasteurización y envasado de la leche. Eran buenas noticias para la conservación del producto, pero el plástico usado en el empaque era importado. El reto era producirlo en Colombia.
En el año 1997, decidimos acompañar al mercado lechero en la necesidad de prolongar la vida útil de su producto. ¡La clave era garantizar el bloqueo a la luz y al oxígeno!
Esto nos exigió tener una extrusora multicapa para producir películas de PEBD con resinas de barrera de alto desempeño, que permitieran conservar las propiedades y vitaminas de la leche, manteniendo intactas sus condiciones nutricionales y de inocuidad. Además desarrollamos tintas resistentes al baño de peróxido de hidrógeno que se requiere durante el proceso de envasado.
La bolsa de leche, producto nacional, se convirtió en una gran alternativa pues pesa hasta 4 veces menos frente a otros empaques, utiliza materiales que son compatibles y facilitan su reciclabilidad, tiene hasta 73% menos huella de carbono que otros empaques y afecta menos el calentamiento global, sumado a las propiedades de mantener la calidad de la leche por meses y facilitar la comercialización.